lunes, 1 de septiembre de 2014

Los protocolos de Monika Rinck

Foto: Peter-Huchel-Preis

Tenemos ahora la poesía incisiva, lúcida y lúdica de Monika Rinck (Zweibrücken, 1969).

Es una poeta que atrae por su peculiar manera de poetizar, cargada a veces (no tan) veladamente de referencias y alusiones a cuestiones que no tendrían por qué tener que ver con la literatura, a las que ella parece replicar que por qué no, si sí tienen que ver con nuestra vida cotidiana, con nuestra búsqueda de amor y sentido en un mundo de fundamentos materiales y estructuras insensatas en donde la sensibilidad persigue urgente hacerse de un nicho para sobrevivir.

Y sin embargo cada texto corre pleno, sonoro también para quien no se deja aludir por las minas conceptuales, y se resuelve en una particular, inesperada inversión del mundo.

Se percibe en general en los poemas de Monika Rinck esa plena conciencia del lenguaje, y del lenguaje poético, donde cada palabra puede o no significar varias cosas, pero siempre suena con conciencia, y siempre resuena acorde con los sonidos de las palabras alrededor. Y Monika logra conjuntar esto muchas veces, sonidos y significados, con un trasfondo por el que fluye sin prisa su mirada mordaz sobre el mundo contemporáneo.

Poemas concebidos como rituales de palabras donde se celebra el lenguaje y se critica el orden establecido; poemas que por igual “cortejan, protegen y seducen” [MR], poemas permeados siempre por un rampante, punzante sentido del humor.

Se trata al mismo tiempo también de una poesía como multidimensional, capaz de contemplar un mismo fenómeno, experiencia, anécdota o imagen, al mismo tiempo desde muy diversos ángulos del conocimiento humano: alusiones literarias, términos científicos, citas mediáticas, alta mitología, junto con rimas infantiles, erotismo lascivo, visiones alucinógenas, música pop.

Todo se vuelve así conocimiento poético.

El origen de tanta efervescencia sean tal vez las inquietudes de saber de nuestra poeta, quien cursó historia, estudios de las religiones y literaturas comparadas, y que por sobre el camino académico prefirió, sin embargo, el ámbito de lo creativo, donde su obra se desborda a varios cauces, no sólo el de la poesía.

Monika Rinck se cuenta sin duda entre los poetas más relevantes de su generación; entre numerosas distinciones, en 2013 obtuvo el prestigioso premio Peter Huchel por su poemario Honigprotokolle [Protocolos de la miel].

En la traducción que te presento aquí, se diría que la ira del poema apela a los dioses del Olimpo. Un breve repaso de Hesíodo (o de fuentes menos rebuscadas) nos recuerda que Medusa era el monstruo de cabellos de serpientes que convertía en piedra todo lo que veía. Luego de que Perseo le corta la cabeza, de su cuello brota el caballo alado Pegaso, que en alguna versión provee a Zeus con sus atributos de poder, o sea el rayo y el trueno.

Esa ira de Medusa sería la que se apodera de la protagonista al confrontarse con cierta realidad, ya que ella sabe con toda certeza que el mundo debería premiar a quienes leen a Hesíodo, y no a los que, sin haberlo leído, pueden pagarse la cuenta de un restaurante elegante.




Monika Rinck (Zweibrücken, 1969)


i had a pony (her name was lucifer)

su codiciosa mirada de pony bajo cejas de flamas:
así convierte en piedra flores, el cielo en piedra,
lapislázur. en banda ancha lo rojo se vuelve arrecifes,
corales, circundados de meseros pescado,
ella de nuevo no puede pagar, tiene que
largarse ya, a sus espaldas forcejeos,
los comensales miran el piso, miran sus copas.
cuando un mesero la arrastra de los pelos,
ella ríe, casi cae, no conoce dosis,
alzado su brazo se agita con tóxica potencia,
repican cual llaves los brazaletes baratos –
cómo se pone a gritar ahora, cómo puede ser posible
que todos al parecer olvidamos por completo
que del cuello de la medusa decapitada por perseo
desciende entre otras cosas un caballito
que lleva el rayo y también el trueno a zeus,
quien – ya pónganse a leer a hesíodo, bola de idiotas –
hasta ahora no contaba con estos atributos de poder.

(Versión del alemán de Gonzalo Vélez)



i had a pony (her name was lucifer)

ihr gieriger ponyblick unter züngelnden brauen:
so versteinert sie blüten, den himmel zu stein,
lapislazur. in breitband wird rotes zu riffen,
korallen, umkreist von fischigen kellnern,
kann sie schon wieder nicht zahlen, muss
sofort weg hier, in ihrem rücken gerangel,
die gäste schauen zu boden, schauen in gläser.
als ein kellner sie an den haaren herbeizieht,
lacht sie, kippt fast, kennt keine dosierung,
ihr erhobener arm fuchtelt toxisch verstärkt,
es klimpern die billigen klunker wie schlüssel –
wie sie jetzt losschreit, wie es denn sein kann,
dass wir alle offenbar komplett vergessen,
dass dem hals der von perseus geköpften medusa
unter andrem ein pferdesöhnchen entsteigt,
das blitz bringt und auch donner dem zeus,
der – jetzt lest halt euren hesiod, ihr vollidioten –
über diese attribute der herrschaft zuvor nicht verfügte.






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